domingo, abril 13, 2008

Bill Gates se desnuda en Four Seasons


Yo nunca me he aprovechado de mi amistad con Bill Gates para entrar gratis los sábados a Lizard, ni para pedir fiado en el Luperón, mucho menos quitarle tiempo de sus vacaciones con Melinda, le dí un espacio en el blog sin tratar temas ásperos porque hace rato que me está rogando, y le prometí a su socio el Príncipe árabe Al-Waleed que la próxima vez que venga por Papagayo también le daré chance de aparecer en este blog de mierda.
Bill Gates habla perfecto pachuco-spanglish, es menos delicado que su socio, lo puedo tratar de “mae”, come tamales y hasta se sabe un par de retahílas bajureñas. He aquí una corta entrevista:
Homosurfus: Tuanis, Bill!!
Bill Gates: Pura vida, Homosurfus! Qué, sólo bueno, compa?
HS: Mae, vos cada día aprendés más pachucadas. Ponete serio, que esto es para el blog, güevón. Primero que nada, no te importa que haya entrevistado a Culito de Sardina primero que vos?
BG: (risas) (se pone serio) (risas) (se pone serio) Noooo… ese mae me cae super bien, last time he gave me some hojitas de madero negro para el chistate. Y después estaba meando como un caballo!!
HS: Mae, vos sabías que del Four Season están volando agua media sucilla al mar?
BG: What the hell????? (se atraganta con una mecha de ostión, tose) (sigue tosiendo) (le palmeo la espalda) (se le sale un pedo)
HS: Okay, hasta ahí. Cambiemos la vara: Dicen que los salarios que se pagan aquí son iguales o peores que cualquier hotelucho de mierda.
BG: You are kidding me? Mae, Homosurfus, voy a investigar eso. Yo quiero que todos ganen bien. Mi creer que los managers no pagar justo porque como dicen ustedes los guanacastecos no hay nada peor que un indio repartiendo chicha.
HS: Sos delicado?
BG: No, para nada. Yo echarme unas frías en el bar Las Lomas y no importarme que la salonera meta los dedos en el vaso y escurra el trapo en mis patas.
HS: Lo digo por el Príncipe, ese mae es delicadísimo, no se le puede servir con la zurda, ni mirarlo a los guachos.
BG: Jajaja, ese mae estar rayado!!
HS: Bill, sabías que el Four Season está construido sobre cementerios indígenas?
BG: (entra en trance) (cierra los ojos) (sale del trance) Sorry, el daño está hecho. Eso lo sabía el Gobierno.
HS: Vos sabías que aquí en Playa Nacascolo y Nacascolito habían familias que fueron echadas como perros para hacer estos proyectos?
BG: Sí, claro. Pero el Gobierno me dijo que les dieron un bono de vivienda.
HS: Cuánta agua se gasta en estas canchas de golf? Cómo hacés para mantenerlas tan verdes con estos solazos?
BG: Ni idea, mae.
HS: Porqué la gente común y silvestre no tiene acceso a estas playas si por ley son públicas?
BG: Mae, Homosurfus, ahora sí te estás montando!!
HS: Mae, Bill, dejemos la vara aquí, allá viene la panga de Trompo Loco, vamos a pescar un rato…

(Nos fuimos a pescar por Murciélago, pegamos un par de dorados y un atún, el guardacostas nos pidió unas birrillas y nos dejó seguir pescando en el Parque, al final de la tarde rematamos en Playa Hermosa en la cantina de los Vallejos)

martes, abril 01, 2008

Pejes tendidos al sol


Parado sobre el despiche de puente que armó Jimbo para llegar a La Vida Loca, filosofaba porqué si el Coco de repente se volvió una moda y los billetes andan en el aire como sayoles los coqueños somos tan pobres. Si el Coco ha crecido tanto, si los coqueños han vendido, cómo es que seguimos apretujados en precarios? Dónde vivimos? Acaso San Martín, Los Canales, La Paloma y La Aurora no son más que precarios?
Los proyectos más grandes están en tierras que no eran de coqueños, esa es una primera razón. Las tierras más extensas las tenían tres familias, los demás apenas el lotecito de la casa. Pero estábamos conformes, digamos que éramos felices. Hoy, andamos desesperados porque nuestros hijos nos hicieron abuelos y ya no cabe un alma en la casa, el patio desapareció y no queda campo ni para poner a secar un jurel. Quedamos hacinados!
El coqueño nunca invirtió en tierra cuando la pesca daba platales, todo lo hartamos en guaro. Nuestro himno era “Más guaro y más tamales”, sino que lo diga Charracha. Fuimos y seguimos siendo ignorantes. Pero a decir verdad donde comen cuatro, comen ocho.
Algunos sí vendieron bien, o al menos eso parecía, pero la plata se fue como se nos resbalan las cabrillas de San Pedrillo. Otros se fueron a comprar lejos porque aquí no les alcanza ni para comprar una punta´e plancha. Por eso habemos menos coqueños. A veces voy a San José y me preguntan por mi acento guanaco de dónde putas vengo, cuando les digo que soy coqueño me responden: qué dichoso, qué suertudo! Será que ellos creen que mi apellido es Smith, yo les digo que soy Espinoza, o que soy Canales, o que soy Coyote. A esos mentados Smith sólo los veo pasar de larguito, matreros.
Vemos brotar condominios y casas de lujo por todos lados, se supone que eso es plata que se mueve en el pueblo. Pero esos terrenos en realidad habían sido vendidos a precios ridículos hace más de diez años, fueron otros los que ahora revendieron y andan en carritos de golf por la calle.
Nadie nos dijo que esto iba a pasar, ni siquiera lo vimos venir. Por eso hoy estamos confinados al terrenito que nos dejó el abuelo, sólo eso nos queda. Y por eso pedimos una millonada. Sólo eso nos queda: imaginar que nuestro rancho vale más que una mansión de Ocotal. Aunque nadie nos compre.