sábado, marzo 31, 2007

Cerros que mueren.


Esta foto de Playa Hermosa, Guanacaste habla por sí sola, así es como se destruye una montaña, así estamos tratando a la naturaleza que no se defiende. Esto es desarrollar? He visto cuando alguien compra ahí lo primero que hace es botar todos los árboles que le estorban la vista, por eso es que ahora están que se los lleva el diablo porque les van a construir tres torres de 8 pisos, ya desearán tener vistas hacia los árboles en lugar de un edificio cuadrado y sin alma.
A simple vista las montañas de la zona norte de Guanacaste se ven muertas en verano, en realidad es una vegetación que se autorregula para soportar la inclemente temporada seca, apenas caen un par de lloviznas en mayo los cerros se ponen verdes y los árboles florean como por arte de magia. Yo no sé cuál es la necedad de comprar terrenos con vista al mar, matando las montañas y edificando terrazas que sólo Dios sabe si soportarán tres horas de lluvia torrencial, la respuesta es que ninguno de ellos estuvo aquí cuando el huracán Juana. Porqué no invierten en tierra firme donde es más barato y pueden sembrar frondosos árboles de quebracho, saíno, lorito, guanacaste y cenízaro, que los verán crecer y podrán oir en las mañanas a las urracas y pechoamarillos haciendo alboroto. No tendrán que arriesgar sus vidas en cuestas empinadísimas para llegar a su chante, para entrar y salir de la casa de doña Frida en Ocotal se necesita algo más que una licencia de trailero. Estos residentes de vista al mar no tienen derecho a envejecer, se imaginan a dos viejitos manejando en semejantes guindos? Mucho menos tienen derecho a echarse unas cervecitas en el pueblo…aparecerán mañana en la extra: “gringo loco se lanzó a guindo, se presume que muchacha tica lo tenía agarrado de los huevos”.
No es mejor comprar media hectárea en tierra firme por $10 el metro antes que una terraza de $700,000 ¿? Cuya área aprovechable es apenas 200 metros cuadrados? Conozco el caso de un italiano en Playa Hermosa que tuvo que salir de su casa porque la terraza se le está cayendo, su casa ya se agrietó y ahora no sabe en cuánto venderla porque sabe que primero va a poner en riesgo otras vidas y segundo porque es una estafa. Un señor de apellido Batalla trajo a su ingeniero a ver unas terrazas en el Coco porque tenían unas vistas increíbles, pero la respuesta del profesional fue: Compre si quiere ir a buscar su casa al mar!
Ya casi comienzan las lluvias… avisados están!!!