lunes, junio 18, 2007

Tres Yeguas.

Lupito Canales se levantó ese día más feliz que en su luna de miel en la quebrada Alcornoque, tenía cuatro razones: 40 millones de colones en la bolsa y tres yeguas soñadas listas para el tope de la Virgen del Mar. Tantos años viajando a la cantina de Paco Cubero en Sardinal con su vieja yegua espalda torcida. Eso es historia. Ahora montará sus yeguas de paso con los ojos brillantes que cabalgarán las estrellas cuando le agarre la noche de vuelta a su San Martín. Se pregunta si es más feliz ahora que ya no tiene la preocupación de pagar impuestos municipales y puede ir al supermercado a comprar alimento para sus gallinas cagonas. A veces llega gente a decirle que fue un bruto, que regaló su tierra, que lo embelezaron esas yeguas del gringo, que porqué no buscó asesoría. Asesoría? Con qué se come eso? Esa palabra me suena como de abogados y yo le tengo miedo a los abogados, habría respondido acariciando las crines de Rosenda. Mientras allá en el cerro que era suyo se ven cuatro vagonetas, una retroexcavadora y un gringo frotándose las manos.