sábado, octubre 03, 2009

Que vuelvan los comehuevos!!!



Por las barbas de Nogui! ...Bastaba nomás que alguien en la Muni se arremangara el elástico de los calzoncillos y se pusiera a hacer lo que su salario le ordena. Buena don Róger (encargado de la maquinaria municipal). Así es como se debe usar la subutilizada y requetechoriceada maquinaria de la Municipalidad de Carrillo, sin mucha alharaca, sin muchas poses, a puro pulmón nos está entregando la mejor cara del Coco que mis ojitos inocentitos jamás habían visto en 60 años.
El Coco hoy parece una playa nueva, joven, natural, como la sonrisa de Guadalupe Urbina. No me canso de recorrer el nuevo Coco, de este a oeste, de oeste a este, por donde se mire, como dicen los paisas, se mira regia mi playa.
Pero don Róger, háganos el favor de tirar a la mierda ese parquecito y haga trompuda a la negra! Los turistas y coqueños de a pata se lo vamos a agradecer. Este fin de año cuando los cuatro pelagatos comehuevos vengan al Coco se llevarán una agradable sorpresa: ahora sí van a tener lugar para descascarar su docenita de posturas y destapar sus frías con tranquilidad. Si todo esto se hizo en 3 días, qué no se hará con más voluntad y menos chorizos???
Hoy, queridos lectores de Homosurfus, puedo rajar que mi Playitas del Coco es la más linda de aquí a Cabo de Hornos, pasando por Punta del Este e Ipanema!!
No me aguanté las ganas y el domingo agarré mis güilas y mi par de doñas y puse a hervir 28 huevos, 6 atunes con vegetales, fresco´e sirope, 6 silver (la Corona de los comehuevos), 3 bandejitas de hielo y 4 paños embolillados. No recuerdo cuándo fue la última vez que fui comehuevos en mi propia playa, pero eso había que celebrarlo. Y para que vean que la rajonada es por algo, ahí les dejo un par de fotitos...
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Nota: Ojo, si hacen click en la foto, entenderán que esos terrenos eran los patios de los cartagos y extranjeros que le compraron a los cartagos, llegaban hasta la arena caliente y besaban las olas desde sus alcobas. Ese hermosote árbol de quebracho estaba detrás de una baranda privada, ahora ya puedo mear detrás de ese palo sin que me peguen un balazo.
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