jueves, julio 23, 2009

Jorge Grané y Compadre Lucas

Hoy en La Nación escribe el arquitecto don Jorge Grané acerca de una tesis de Arquitectura de la Universidad de Costa Rica preparada por un patas vueltas del Coco llamado Lucas Rivera.
Recomiendo leer el artículo de don Jorge Grané (haga click aquí), pero como sé que a mis lectores no les gusta salir del blog, copio el artículo de Grané abajo, y despuesito lean cómo, porqué y cuándo el Compadre Lucas preñó su idea de la tesis de graduación desde este espacio crítico (lo pueden ver aquí). Sí, claro, aquí el compadrito vino a buscar inspiración!!
Para mí es un orgullo conocer y tratar al pequeño Lucas, que se autocalifica jocosamente como el Arquitecto de los 3 Minutos, él es coqueño por sus cuatro lados, le gusta la salsa, sabe gritar como guanacasteco, ama la ciudad nica de Granada, ... y se casó con una lituana! desde aquí le deseamos muchos éxitos, compadre!!
(y que la Muni de Carrillo se pellizque, jueputa!)


Página Quince, La Nación, 23 de julio.

Jorge Grané
Arquitecto

DE LUCAS PARA EL COCO


Lucas es un estudiante de la carrera de Arquitectura que está a escasos metros de llegar a la meta, en la que todo aquel que la cruza es considerado ganador. Como requisito para su graduación, se le exige presentar un proyecto que reúna las condiciones suficientes para demostrar los conocimientos adquiridos en la ardua competencia.

Cualquiera puede pensar que elegir el tema del proyecto, es cosa fácil después de tantos años de descubrir, casi a diario, distintos problemas para encarar, o inquietudes novedosas que atender. Pudo haber elegido el diseño de un aeropuerto, investigar los antiguos túneles que cruzan la ciudad de Cartago o plantear un plan efectivo para renovar y reactivar la ciudad de San José.

Lucas, que nació en Playas del Coco, se sintió obligado a prestar un servicio a su comunidad, denunciando el estado de deterioro en que quedó la zona marítimo-terrestre después que la Municipalidad de Carrillo obligara a demoler las construcciones que habían usurpado dicha zona.

Las fotos que presenta en su documento muestran los escombros que obstaculizan el paso de los turistas, y los espacios vacíos que quedaron como antejardines de las casas con frente al mar.

Negligencia. Hasta ahora, nadie se ha preocupado, ni ocupado, de darle mayor sentido a la Ley sobre la Zona Marítimo-Terrestre, N.° 6043, a fin de ofrecer el beneficio del uso público a esa franja.

Lo público, en este y muchos otros casos, significa que cualquiera puede acceder allí y sentirse dueño del lugar, porque el lugar no tiene dueño, o parece no tenerlo.

En realidad, esa franja es de patrimonio nacional y pertenece al Estado que otorga a la Municipalidad del lugar su usufructo y aprovechamiento, para que pobladores, turistas, niños y adultos puedan gozar y disfrutar de ella.

Se hace necesario, dice Lucas, que la Municipalidad ponga a disposición de los pobladores y visitantes un paseo costero que fortalezca la atracción turística del lugar. Esto se logrará si en este sitio abandonado se diseñan áreas de descanso, senderos para transitar, zona de juegos infantiles, servicios sanitarios, aparcamientos y demás comodidades para recreación y esparcimiento de todos.

La intención es mejorar la imagen de la playa que alguna vez fue el punto obligado del turismo guanacasteco y que ahora la desluce su estado de abandono.

Su propuesta debe hacerse eco en la Municipalidad y ser acogida favorablemente por el ICT y el Invu, entidades encargadas de que se cumplan los lineamientos de la Ley N.° 6043.

Así como El Coco fue, históricamente, pionera en el turismo costarricense, podría otra vez ser considerada modelo al adelantarse, con este proyecto costero, a otras playas del litoral Pacífico que lo necesitan con urgencia.

Jacó es un ejemplo de la falta de iniciativa de una comunidad que, aunque rica en recursos, está dejando pasar la oportunidad de mejorar su imagen con un proyecto similar al de Playas del Coco. Su ancha playa y la suave curvatura de la bahía son naturalmente propicias para diseñar un atractivo paseo costero que ofrezca sombra protectora al visitante.

Asimismo, la ciudad de Golfito, que cuenta con un frente marítimo espectacular, en el Golfo Dulce, debería invertir parte de su cuantioso patrimonio en un proyecto que es necesario para sus habitantes, urgidos de espacios de recreación.

Se podrían enumerar muchos lugares más donde la naturaleza, en vez de ser degradada por la mano del hombre, puede ser ayudada en su tarea de agradar y ofrecer esparcimiento, con el impulso de estas propuestas, factibles y necesarias.